Durante 25 años en HAMMAM AL ÁNDALUS se han utilizado productos para el cuidado de la piel que han terminado por convertirse en iconos para los más de 300.000 viajeros que cada año buscan este refugio de bienestar y belleza. De esta experiencia nació la línea cosmética EL JARDÍN DE HAMMAM, basada en la ciencia del olivo, la botánica heredada de la cultura andalusí, y la filosofía del agua.
La experiencia sensorial es tan importante para la piel como los beneficios que aportan los distintos ingredientes, cuidar la piel es un acto de generosidad hacia uno mismo, una misma, una forma de incorporar en la rutina diaria un ritual de bienestar que influye en el cuerpo y en la mente.
Esta es la idea sobre la que se creó la línea facial ROSA ETERNA, fruto de la experiencia del tratamiento facial en el Hammam, con una especial atención al beneficio del masaje facial en tres tiempos, los toques, el effleurage o roce con las yemas de los dedos y la activación de la circulación. Revitalizar la piel, aportarle hidratación y luminosidad, darle flexibilidad y resistencia, son las necesidades fundamentales que siempre surgen cuando nos preguntamos ¿qué necesita mi piel?
LA CIENCIA DE LA ROSA
Ángela Batllés, farmacéutica y directora del laboratorio AB7, especialista en cosmética natural, explica por qué la línea Rosa Eterna está formulada con 99% de ingredientes naturales: “Es perfectamente posible formular una crema con tan solo 2% de ingredientes naturales y obtener un resultado satisfactorio a nivel de cosmeticidad, cumpliendo además con todas las normativas legales… pero en el medio y largo plazo la piel no reaccionará de la misma forma, un exceso de ingredientes químicos terminará por perjudicar a la piel, por eso es fundamental que la fórmula esté equilibrada y que contenga un alto porcentaje de ingredientes naturales, que son los que benefician a la piel en el tiempo”
Para la línea Rosa Eterna, elegimos la rosa damascena, además de por su simbología en la cultura andalusí, por su enorme poder suavizante, depurativo y calmante para la piel. El hidrolato de rosa formulado con extracto de rosa damascena y agua mineral de Lanjarón, es la piedra angular de esta línea, a la que hay que añadir también el aceite de rosa mosqueta.
LA FARMACIA BOTÁNICA EN UNA CREMA
Cuando Ángela Batllés explica la fórmula de la Crema Hidratante Revitalizante Rosa Eterna, lo hace siempre mostrando cada uno de los principios activos en su estado natural, una manera muy visual de entender la composición de esta crema facial que ha sido testada dermatológicamente y cuyo estudio de eficacia arroja unos resultados sobresalientes en cuanto a hidratación en el largo plazo, flexibilidad y luminosidad.
Ángela muestra los otros ingredientes naturales que, junto a los extractos de rosa, componen la fórmula de la crema. El ácido hialurónico de varias densidades para que penetre mejor en las distintas capas de la epidermis, la manteca de Karité, la vitamina C, el extracto de Meadowfoam o Espuma de Prado, y por supuesto el extracto de AOVE, que es la firma de El Jardín de Hammam. Cada ingrediente tiene su función por separado, pero lo que realmente importa es el modo en que actúan cuando se fusionan en una misma fórmula, por eso la Crema Hidratante Revitalizante Rosa Eterna es probablemente una de las mejores cremas revitalizantes con 99% de ingredientes naturales.
SOSTENIBILIDAD Y CERCANÍA
Hacer cosmética natural no significa renunciar a la ciencia y a la biotecnología, un buen producto cosmético requiere de un proceso riguroso a cargo de profesionales experimentados, farmacéuticas, biólogas y también profesionales de la dermatología que certifican la tolerancia y los beneficios para la piel de los productos. Para nosotros la sostenibilidad empieza por la honestidad del proceso, buscar siempre una fórmula lo más natural posible pero que también sea eficaz y que aporte la sensación de bienestar que buscamos. También trabajar con laboratorios de proximidad, expertos en cosmética natural pero integrando los avances de la biotecnología y las exigencias de la dermo-cosmética actual.
Trabajamos con profesionales a los que podemos ver casi cada día, con los que hablamos en persona, buscamos ingredientes cuyo origen conocemos, como el AOVE que utilizamos, siempre el mismo, procedente de la misma almazara, a tan solo unos kilómetros del laboratorio.
Hay aún mucho margen para mejorar pero si no lo hubiera tampoco tendríamos la ilusión de seguir cultivando el jardín y de esperar que las rosas florezcan cada primavera.