“ …y de todos modos, ¿ para qué querría vivir si no podía oler y aspirar con ahínco todos los olores del mundo? "
Patrick Süskind El Perfume
Es probable que la relación más auténtica con lo que nos rodea se produzca a través de lo que olemos, el olfato es el sentido que nos hace pensar y sentir de manera inmediata gracias a su conexión privilegiada, respecto al resto de los sentidos, con las zonas del cerebro en las que se ubican los recuerdos y las emociones, el hipocampo y la amígdala. Precisamente el impacto que los aromas tienen sobre el cerebro es el objeto de una nueva ciencia nacida en los años 80 y denominada aromacología, una ciencia que interesa especialmente a los neurólogos por la estrecha relación que existe entre el olfato y la plasticidad del cerebro.
Después de sentir un olor, nuestro sistema nervioso se pone en marcha, el cerebro trata en primer lugar la relación afectiva y el estado de ánimo que evoca ese olor, y después identifica el olor y lo asocia a un recuerdo o una experiencia precedente. Es decir, la emoción precede a la identificación, de ahí la importancia de mantener el sistema olfativo en perfecto funcionamiento como regulador emocional y estimulador de todo el sistema parasimpático. Más allá del glamur de los perfumes, el mundo de los aromas está totalmente vinculado a la salud física y emocional. ¿Cómo entrenar el olfato para que nos ayude a estar mejor?
El ritual que proponemos con la línea EL JARDÍN DE LAS EMOCIONES es muy sencillo, digamos que es el equivalente a una tabla básica de ejercicios de estiramiento y fuerza si el olfato fuera un músculo. Esta “gimnasia olfativa” comienza con un masaje en las aletas de la nariz y una presión de varios segundos en los puntos del rostro conectados con las vías respiratorias, la presión se realiza con la yema de los dedos y puede repetirse dos o tres veces, este ejercicio que también se practica en el yoga facial, contribuye a descongestionar toda la zona peri-nasal y a preparar la nariz para recibir el estímulo de los aromas.
El siguiente paso del ritual es aplicar la Bruma Tonificante Perfumada sobre el rostro, con los ojos cerrados y aspirando profundamente, conviene elegir un aroma en función del estado de ánimo, la energía o el momento de día, después de la ducha matinal o antes de acostarse, en el primer caso el aroma Pasión de Azahar aportará energía, en el segundo caso un aroma como Armonía Lavanda inducirá al descanso.
El ritual puede completarse con un masaje en la zona superior del cuerpo, hombros, cuello y nuca, con un Aceite Hidro-Nutritivo perfumado, simplemente aplicando una dosis de aceite en la palma de las manos y masajeando suavemente dichas zonas, llevando de vez en cuando las manos a la zona de la nariz y aspirar el aroma profundamente, con plena conciencia.
La aromacología ha demostrado por ejemplo que el aroma de jazmín incrementa las ondas beta del cerebro, presentes en estados de alta emotividad, o que el aroma cítrico del neroli contribuye a bajar la presión arterial; del mismo modo el aroma a naranja o a lavanda reduce la tensión muscular, también el aroma de rosas favorece la reducción del ritmo cardíaco. Otras actividades del cerebro como son la memoria o la creatividad pueden estimularse gracias a determinados aromas como el limón o el eucalipto.
Al activar la zona de los recuerdos y la experiencia, los olores que más nos agradan aumentan la creatividad y la capacidad de aprender y asimilar, pero también nos predisponen emocionalmente hacia estados más positivos y proactivos.
Deberíamos activar el olfato cada día como una forma de bienestar, prestar atención a los perfumes que nos emocionan o nos sorprenden, recrearse en los olores que nos inspiran, sumergirse en los jardines y darse un baño olfativo de energía, inspiración y deleite.